Tolerancia y diversidad con pequeños toques de "turismo industrial". Rotterdam es uno de esos lugares donde la realidad y la fantasía se confunden con una armonía simple y brillante. Esta ciudad, situada justo en la desembocadura del Rin y del Mosa, se viste de flores y perfumes a granja, de ríos de aguas azules o arenas, que las aspas de los molinos hacen llegar hasta ella para que todo fluya en la más absoluta tolerancia y diversidad. Rotterdam, al igual que el resto de Holanda, ofrece cultura, bienestar, historia, música, color y simpatía, al lado de un legado único dejado por los numerosos artistas que se inspiraron en su paisaje.
Sin embargo, es sobre todo una ciudad de contrastes. El área que cubre sus alrededores es única. En el mismo día se pueden admirar amortiguados pólderes, divertidas playas y fascinantes puertos. Y probablemente una de las mejores maneras de descubrir estos parajes sea el embarcarse en uno de los cruceros que transcurren por los estuarios del Nieuwe Maas y del Nieuwe Waterweg.
Rotterdam es una ciudad de extraordinaria arquitectura, que dispone de insólitos parajes en sus proximidades. Entre ellos la isla de Voorne, con sus playas, dunas y antiguos pueblos; el "Hoek van Holland", donde la navegación crea el ambiente; Schiedam, conocida por sus molinos de viento y por su ginebra; y los antiguos pueblos de pescadores de Maasssluis y Vlaardingen. Se pueden realizar excursiones y descubrir cada minuto un nuevo rincón infinitamente más sorprendente que el anterior. Y es que tanto su arquitectura como esa última moda a que llaman "turismo industrial" la convierten en una ciudad difícil de olvidar.
El verdadero centro de Rotterdam, y centro también de negocios, se halla en la Ciudad Nueva, Nieuwe Binnenstad, de la que descienden dos importantes arterias, Lijnbaan, peatonal, y en la que se ubica un magnífico centro comercial, y Coolsingel, con modernas edificaciones como la Bolsa de Comercio, el World Trade Center, y los grandes almacenes De Bijenkorf. Es una zona de gran movimiento con instituciones bancarias, edificios de oficinas, sedes de empresas, tiendas, grandes almacenes, hoteles, restaurantes, cafés, galerías de arte y centros culturales. Es, en definitiva, la parte más moderna de la ciudad. En esta zona encontramos la plaza Kruisplein, en la que se emplaza un interesante conjunto arquitectónico, el Doelen, con tres auditorios, un palacio de congresos, salas de exposiciones, y repleto de oficinas bancarias, restaurantes y tiendas.
Ya en la parte más antigua de la ciudad, se halla el Stadhuis (Ayuntamiento), una construcción renacentista flamenca en cuya fachada se puede admirar la estatua del fundador de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. A pocos metros se levanta la Sint Laurentskerk (Iglesia de San Lorenzo). De su fachada nos deslumbran sus interesantes vidrieras y ya dentro, no se pueden pasar por alto sus bóvedas de madera pintada. Este prodigio arquitectónico comenzó a construirse en 1469 y fue terminado en 1646. No hay que dejar de ver el Historisch Museum Het Schielandshuis (Museo Histórico), que alberga una sorprendente muestra de pinturas, objetos de cristal, azulejos, plata, y arte aplicado, además de una colección de grabados del Atlas van Stolk.
La visita por el centro de la ciudad terminaría en la Biblioteca Central, construida hace apenas ocho años pero de gran belleza y elegancia. No muy lejos, se pueden admirar una serie de edificios modernos denominados Paalwoningen.
El puerto de Rotterdam
La zona portuaria de Rotterdam se conoce como Leuvehaven. Antiguamente había un gran movimiento, pero hoy permanece más bien tranquila. Las antiguas dársenas, almacenes y astilleros han sido habilitados, con relación a las necesidades actuales, como museos o edificios modernos de oficinas, tal es el caso de la Torre Boompjes.
Su principal punto de interés la Torre Euromast, que con casi 200 metros de altura, se sitúa frente a la dársena Parkhaven, completamente rodeada de jardines. Su construcción tuvo lugar tras la Segunda Guerra Mundial, como símbolo del resurgimiento de la ciudad. Posee un mirador con restaurante desde donde se domina la ciudad. Existe también la posibilidad de experimentar un viaje espacial con la ayuda del humo y efectos de luz, con los que se recrea el lanzamiento de un cohete. Desde una altura de 185 metros se puede entrar en el mundo de la órbita y disfrutar de una magnífica vista sobre Rotterdam.
El conjunto arquitectónico de la zona portuaria se completa Museo de Etnología, ubicado en un edificio del siglo XIX, y en el que se pueden admirar colecciones de las ex-colonias; y el Maritiem Buitenmuseum (Museo Marítimo al Aire Libre), cuya exposición se basa en temas como la construcción de barcos, el transporte y el transbordo y las comunicaciones. Un grupo de voluntarios trabaja cada día en la restauración de la colección.
Otros lugares de interés
El Kijk-Kubus es una de las muestras arquitectónicas más atractivas de la ciudad. Se trata sencillamente de un complejo en el que se puede experimentar cómo se vive en las casas cúbicas de Piet Blom. No muy lejos, el Kunsthal Rotterdam, situado en la calle Wetzeedijk 341, ofrece una variedad de exposiciones que cambian constantemente y que giran en torno a las artes visuales y aplicadas, los diseños, la fotografía, la arquitectura y las culturas no occidentales. A mitad camino, se recomienda a cualquier visitante que haga un alto en el Bosque de Kralingen, donde se pueden ver dos auténticos molinos.
Para relajarse nada mejor que el parque Acuático de Hillegersberg, que cuenta con dos lagos en los que se pueden practicar deportes náuticos; el Imax Waterstad Theater, un teatro audiovisual que consta de un método de proyección especial que da un nuevo significado a la participación del público; el zoológico Diergaarde Blijdorp, uno de los más modernos de Europa, que, además, dispone de un observatorio de 48 metros de altura; o el Arboretum Trompenburg, un jardín botánico que ofrece un amplio conjunto de árboles y arbustos importados de todos los continentes.
Para los amantes de la lectura y el arte, es cita obligada el Mercado de Libros, en el que también se pueden adquirir sellos, monedas y libros usados, y que abre sus puertas los martes y sábados; o el Mercado Dominical, con objetos de arte, libros y antigüedades, que funciona de abril a septiembre.
domingo, 6 de enero de 2008
Viajar a Rotterdam: ciudad de contrastes
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