lunes, 7 de enero de 2008

Viaje de regreso a la India

La India es un país en ebullición que emerge y se esconde de forma ininterrumpida para el viajero occidental. Pocas sensaciones resultan tan sorprendentes como volver a recorrer estas tierras tras veinte años de ausencia. En un primer viaje, la India era el centro de peregrinación de una juventud en busca de raíces espirituales. Hoy, el país, convertido en un crisol de contradicciones, busca su identidad para el siglo XXI.

Llegar por primera vez a la India supone romper todos los estereotipos e ideas creadas previamente sobre este país. No existe ninguna imagen capaz de representar por completo a la India, ya que se trata de un país extremadamente heterogéneo: en él se hablan más de quince idiomas y doscientos dialectos distintos, y su pasado lleno de invasiones y migraciones ha creado una diversidad étnica incomparable.
Situada en el océano Indico, entre el mar de Arabia y el golfo de Bengala, India tiene una vasta superficie de 3.260.000 kilómetros cuadrados. La geografía ha hecho de la India un bloque diferente al resto de Asia, ya que este país se encuentra aislado de Asia continental por la cadena montañosa del Himalaya y los 6.000 kilómetros de costa.

India es un país lleno de contrastes y contradicciones que van desde la suntuosidad y el lujo de sus palacios imperiales, hasta la extrema pobreza y el hacinamiento de la población en Nueva Delhi, así como la convivencia de las grandes ciudades industrializadas y las profundas tradiciones de su mundo rural. Sin embargo, la India está cambiando y se está modernizando.

Regresar a la India hoy supone volver encontrar la belleza de su tradición y su artesanía, pero también descubrir una India distinta que intenta avanzar y superar sus problemas sin perder su identidad y sin olvidar su pasado. La gran superficie y la variedad artística, paisajística e histórica de la India hace difícil su conocimiento en un solo viaje. Cada zona ofrece multitud de experiencias diversas al visitante.

El norte de la India
Desde el siglo III antes de Cristo hasta el siglo XX, los imperios budistas, hindúes y musulmanes se sucedieron en esta zona hasta la llegada de los ingleses. Siguiendo el cauce del río Ganges y sus afluentes desde Cachemira hasta Calcuta podemos encontrar las huellas de todas estas civilizaciones.

Una original y bella forma de alojamiento en el norte de la India son las casa-barco que se crearon originariamente para el veraneo de los ingleses que no tenían suficientes recursos para comprar tierras en la India. Delhi es la ciudad más importante de este área. En sus calles se combinan las mezquitas y los templos de las más diversas religiones, el bullicio de sus bazares, centros de alta economía y las vacas que pasean como diosas entre la multitud.

Para conocer y acercarse a la dinastía mongol es necesario visitar los suntuosos palacios y tumbas de Agra y Fatepur. Khajurano es la ciudad del sexo entendido como origen del orden cósmico y la armonía humana; en los relieves de sus templos se pueden apreciar las figuras y escenas eróticas que enlazan al hombre con la divinidad.

India del este
Calcuta y Bengala son los dos centros neurálgicos del este de la India. Calcuta es una ciudad populosa e industrial en la que son más evidentes los restos decimonónicos del imperio inglés, mientras que en las vastas llanuras pantanosas de Bengala se puede apreciar la riqueza y el colorido de la fauna hindú, cuya joya es el tigre que da nombre a la región.

Tampoco hay que olvidar la región alpina de gran tradición rural de Darjeeling y Sirkkim, situadas en las faldas del impresionante Himalaya.

India del oeste
Rajasthan y Gujarat, en el oeste del subcontinente, son la cuna del arte típicamente hindú. Aquí se combinan el desierto y las zonas marítimas, el colorido de los atuendos de los nómadas del desierto del Thar y las ciudades sagradas, auténticas fortalezas esculpidas sobre la arena, de Gujarat.

Ranakpur, Monte Abu y Palitana son enormes santuarios de mármol blanco y sus habitantes guardan celosamente sus férreas tradiciones apartados de toda influencia ajena o moderna.

El sur de la India
El sur es la parte más desconocida de este subcontinente y se considera como la madre conservadora de todo lo indio, tanto en sus tradiciones como en su literatura y su música. Los templos-ciudad de Karnataka y Tamil Nadu escapan a toda concepción arquitectónica racional y sorprenden con sus numerosas torres de esculturas multicolores, y el laberinto que forman sus murallas concéntricas para proteger el núcleo sagrado de la capilla.

La espiritualidad y la religión tradicionales de estas ciudades-templo contrastan con su enorme actividad económica, ya que todas ellas engloban prósperos y pintorescos comercios de todo tipo.

Tradición y modernidad
La pobreza y el hambre son las dos imágenes de la India que más se exportan al exterior a través de las noticias de prensa y televisión. Aunque es cierto que estos son los dos problemas más acuciantes del país, hay que reconocer que en la India se está llevando a cabo un lento pero constante proceso de modernización.

La India es uno de los pocos países subdesarrollados en los que existe una verdadera democracia y el electorado hindú ejerce realmente su poder, aunque también es cierto que la influencia de las castas y las diversas religiones pueden condicionar el movimiento ciudadano y el apoyo político.

El proceso de modernización de la India se inició durante la era de la descolonización tras la Segunda Guerra Mundial. Ya en ese preciso momento, India apostó fuerte por la independencia y se negó rotundamente a alinearse con ninguna de las dos grandes superpotencias y, junto a otros países como Yugoslavia y Egipto, encabezó el movimiento de los "Países no Alineados".

El objetivo hindú de convertirse en un país autosuficiente ha sido el motor principal de su modernización. Lo que comenzó siendo la planificación de un centro sólido de industria básica y pesada, hoy se ha convertido en una fuerte base de ingeniería (la India produce sus propios barcos y aviones).

Aunque el crecimiento de la renta per cápita de este país es uno de los más lentos, la economía india ha experimentado en los últimos años un auge considerable gracias a las exportaciones de artesanía, manufacturas y tejidos. Pero no se trata de exportaciones masivas a bajo precio para el mercado de los países desarrollados, sino de productos de calidad con una denominación de origen que garantiza su valor.

Sin embargo, la gran asignatura pendiente de este país es superar las terribles hambrunas que provoca la llegada de los Monzones o la estación seca. Ante esto, la llamada "Revolución Verde" para crear grandes reservas de cereales y arroz con las que hacer frente a estas situaciones ha demostrado ser efectiva pero no suficiente.

El nuevo sistema de castas
La sociedad india tradicional se encuentra dividida en castas. Se trata de comunidades homogéneas formadas por individuos emparentados, o con una misma ocupación y trabajo. Las cuatro grandes castas hindúes son los Brahamanes o sacerdotes, los chatriya o guerreros, los vaishiya o comerciantes, y los sudras o campesinos y artesanos. Fuera de todo orden están los parias o intocables.

Pertenecer a una casta u otra depende del Karma de cada individuo. Es decir, sólo pueden acceder a las castas superiores como las de los Brahamanes las personas que en sus anteriores reencarnaciones han vivido de acuerdo con los cánones. Por ello, durante mucho tiempo nadie se ha preocupado por la lamentable situación de los parias. Su condición de pobreza y desamparo es fruto de las maldades que realizaron en sus vidas anteriores por las que ahora deben pagar.

En los últimos años se han realizado estudios sobre si el sistema de castas se ha visto afectado por los cambios políticos y económicos producidos en la India. Estos estudios se han realizado en las zonas rurales, ya que en las ciudades el influjo de las castas es cada vez menor debido al proceso de modernización. Planteamientos totalmente imposibles e inaceptables hasta hace pocos años para los hindúes como el matrimonio entre castas, o que la educación y las cualidades personales pueden dar poder y prestigio a las castas inferiores frente a las superiores, están hoy a la orden del día en la India, tanto en las zonas urbanas como en las rurales.

La cocina Tandoori
La cocina tradicional hindú es uno de los pocos reductos a los que el proceso de modernización no ha llegado. La espiritualidad de la India está muy ligada a la alimentación y, por ello, la mayoría de su población es vegetariana.

En el norte de la India la base de la alimentación es el trigo, mientras que en el sur es el arroz. Las comidas son, por lo general, fuertes y picantes, con un gran contenido de especias. El ingrediente más utilizado es el curry, el pollo y el yogur.

Los platos tradicionales se cocinan en un horno especial de arcilla que funciona con carbón y deja un ligero sabor ahumado en las comidas llamado "tandoor". Los alimentos se adoban durante cuarenta y ocho horas en yogur mezclado con diversas hierbas y especias.

En cuanto a las bebidas, no hay que olvidar el famoso té indio o el "lassi", un refresco a base de yogur batido, hielo, agua y azúcar.

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