miércoles, 9 de enero de 2008

Viajar a La ruta del peregrino por La Rioja

Un mundo mágico se despliega alrededor de los pueblos de la Rioja. Allí, durante la Edad Media, miles de peregrinos que caminaban hacia Santiago de Compostela han sido testigos de las más asombrosas leyendas y milagros. Santo Domingo de la Calzada, Nájera, Suso y Yuso, conforman las paradas obligadas en esta ruta medieval.

Antes de adentrarnos de lleno en el legendario pueblo de Santo Domingo de la Calzada, realizaremos una visión panorámica de la bella provincia de La Rioja. Históricamente, La Rioja estaba integrada en la antigua región de Castilla la Vieja, llamándose Logroño por aquel entonces. Si hay algo que destaca en esta región es la belleza de sus paisajes, pintados de verde. La Rioja es una tierra de contrastes, donde encontramos agrestes relieves en los lindes del río Ebro (cerca de la desembocadura), y unas tierras más suaves en la depresión del río.
Pero sin más preámbulos avancemos ya hacia santo Domingo de la Calzada. Este municipio estuvo ligado al camino de Santiago desde sus orígenes en el siglo XI. Además de los bellos monumentos que salpican toda la región, Santo Domingo de la Calzada es un pueblo rico en leyendas y milagros. Uno de los milagros más populares de toda la Europa medieval es el del gallo y la gallina. Cuenta la leyenda que un peregrino condenado a la horca por el despecho de una dama, que le acusó de ladrón, resistió el mortal castigo gracias a la protección de Santo Domingo. Se trataba del hijo de unos peregrinos extranjeros que, cuando regresaron desde Santiago y vieron que su hijo todavía permanecía en la horca vivo, se dirigieron a casa del juez para suplicar el levantamiento del castigo. Los peregrinos contaron la historia al juez, que se hallaba a punto de degustar un pollo y una gallina asados.

El juez, ante la increíble historia que contaban los peregrinos dijo: "esta historia es tan verdadera como que este gallo y esta gallina van a levantarse del plato y cantar". Y así lo hicieron las aves ante el asombro de todos. Los recuerdos de esta leyenda se respiran en cada rincón del municipio, incluso se conserva el famoso Gallinero de Santo Domingo de la Calzada en la iglesia del pueblo, sin duda la más curiosa decoración que jamás ha ostentado una iglesia en el mundo, con su marco gótico tardío y sus rejas doradas, que sigue alojando a un gallo y una gallina blancos, descendientes de aquellas aves que cantaron después de asados.

Santo Domingo de la Calzada
Santo Domingo de la Calzada se levanta sobre una extensa llanura a orillas del río Oja, que da nombre a la región, en el extremo occidental de la Rioja. Sus viejas casitas se levantan a los pies de las más altas cumbres de la Sierra de la Demanda.

El nombre del pueblo de Santo Domingo de la Calzada hace honor a un cura que vivió allí durante años, realizando numerosos milagros, además de hermosos puentes y pasos sobre ríos para facilitar el camino a los romeros. Esta ciudad encantadora está repleta de monumentos que llamarán nuestra atención y nos trasladarán hasta la época medieval.

La iglesia románica que preside el municipio se comenzó a construir en el año 1158, conservándose en la actualidad gran parte de la antigua planta. Las obras fueron dirigidas por el Maestro Garçion. En el siglo VI, parte del crucero sufrió una importante reforma con la ampliación del lado izquierdo para albergar, con holgura, el sepulcro de Santo Domingo. Está organizada como una típica iglesia de peregrinación (modelo existente a lo largo del Camino de Santiago y que tiene como característica la proliferación de capillas y la existencia de un pasillo en su cabecera que permite la circulación interior).

En su interior cabe destacar el retablo mayor, obra del escultor renacentista Damián Forment. Éste tiene 9 m de ancho por 13 m de alto y es una de las obras más bellas que alberga la iglesia.

El coro plateresco, que ocupa la parte central de la catedral, es también digno de admiración. Cuando, en 1995, se desmontó el retablo mayor de su emplazamiento original "apareció" una cabecera muy original. Una de las mejores de la arquitectura tardorrománica hispánica: un espacio que integra la capilla mayor, el absidiolo, la girola y la tribuna con la misma perceptiva que cuando se construyó. La liberación de los pilares que permanecían ocultos por el retablo mayor, ofrece contemplar el mayor conjunto iconográfico románico de toda La Rioja.

Pero sin duda alguna, el mayor atractivo de la catedral de Santo Domingo de la Calzada es el Gallinero Catedralicio, construido hacia 1460.

El Convento de San Francisco es otra de las visitas obligadas para el viajero o peregrino que visite la ciudad.

Y como sucede en la mayoría de los pueblos, el Ayuntamiento constituye otro de los lugares que despierta el interés de los visitantes y amantes del arte. Situado en la parte norte de la antigua plaza del Mercado, en la que durante siglos se celebraron las corridas de toros, se alza este edificio, adosado a la primitiva muralla del siglo XIV. En el centro se encuentra la puerta principal de la misma y delante nueve arcos de la misma época. En su parte central se levanta una hermosa fachada del siglo XVIII coronada por la estatua de la diosa de la Fama y debajo el escudo del rey Felipe V.

Por su parte, las murallas que envuelven el municipio, fueron mandadas construir por el rey Pedro I de Castilla en el año 1367. Se conservan en la actualidad doce torreones y paños de murallas. No obstante, es el mayor conjunto amurallado existente en La Rioja. La puerta principal o Arco de la Carrera se encuentra bajo las oficinas del Ayuntamiento en la Plaza de España.

Cofradía de Santo Domingo de la Calzada
La Cofradía fue fundada por el propio Santo Domingo de la Calzada en el siglo XI, siendo la cofradía asistencial más antigua del Camino de Santiago que permanece activa en la actualidad. Consta de más de tres mil miembros que se denominan 'Hermanos' y un órgano rector llamado 'Cabildo'. Su sede social radica en un edificio de los siglos XVI al XVII, donde se mantiene abierto durante todo el año un albergue gratuito para los peregrinos.

La Cofradía es la entidad responsable del mantenimiento de las tradiciones vinculadas con la vida y obras del fundador de la ciudad.

Nájera
La siguiente parada en nuestro camino es la ciudad de Nájera, que ha sabido alternar su riquísima historia y sus célebres monumentos, ubicados en un cuidado núcleo antiguo.

Nájera es también una parada obligada para los peregrinos del Camino de Santiago, así como centro comercial de una amplia y próspera zona de la Rioja Alta y de la Sierra.

Uno de los principales atractivos del pueblo de Nájera es, sin ninguna duda, el carácter festivo de sus gentes, que queda reflejado en el casi medio centenar de pubs y discotecas que salpican el núcleo urbano. Allí los peregrinos podrán disfrutar de agradables y festivas jornadas, bien disfrutando de la historia y los monumentos que alberga, bien disfrutando de las noches más movidas.

Además de ser posta en el trayecto a Santiago, Nájera es también un atractivo centro turístico riojano. Para alojar a los centenares de turistas que visitan la ciudad cada año, especialmente en la época estival, el pueblo hace gala de una excelente infraestructura hostelera, así como de la mejor cocina riojana, un clima acogedor y una gran hospitalidad de sus gentes.

Así, estas cualidades hacen de Nájera una ciudad con fuerte personalidad y muy atractiva para los miles de visitantes que se acercan a conocerla a lo largo del año.

Suso y Yuso
Esta ruta del peregrino por las tierras riojanas no termina aquí. Otras paradas obligadas son los monasterios de Suso y Yuso, ubicados en las laderas de Cogolla.

Tanto el nombre del valle, como el del pueblo, las devociones, el monasterio y toda la historia que engloba este mítico lugar se relaciona con la vida de San Millán.

Después de ser discípulo del ermitaño Felices, Millán regresó a la zona de su pueblo para adentrarse en los montes Distercios y Cogollanos, hoy conocidos como San Lorenzo y Cabeza Parda.

En los años que duró su estancia, San Millán construyó, en un primer momento, un cenobio en Suso. Este monasterio se convirtió en una de las primigenias cunas de la literatura castellana.

Tal fue el prestigio conseguido que sus estancias se fueron ampliando hasta el siglo X, momento de máximo esplendor del cenobio riojano. Con los años, el monasterio de Suso se convirtió en un excelente centro cultural, donde los monjes copistas anónimos dejaron para la posteridad verdaderos tesoros escritos.

Se accede al interior del antiguo cenobio a través de un espléndido arco mozárabe, realizado en el año 1020. Está realizado en piedra de sillares y dispone de dos capiteles visigodos en alabastro con diversas escenas alegóricas y mitológicas.

Ya en el siglo XI, San Millán comienza a construir el nuevo monasterio de Yuso, a raíz de una anécdota, sucedida con motivo del traslado de las reliquias del santo, que permanecían en Suso. Al intentar trasladarlas, los bueyes que portaban estas reliquias, junto a las de los obispos de Nájera, Oca, Álava y Huesca, se pararon en mitad del camino, y a pesar de haber sido remplazados por otros, éstos tampoco hicieron caso a las órdenes, por lo que el rey Sancho el Mayor, encargado de dirigir la empresa, decidió que todos ellos se quedaran en un edificio que hacía de enfermería. Poco después el rey ordenaría la construcción del monasterio de Yuso en el fondo del valle. En el año 1067, en un acto solemne, los restos de San Millán fueron trasladados de la antigua enfermería al nuevo monasterio.

Será ya en el siglo XI cuando se comience a construir el nuevo monasterio de Yuso. En la actualidad, se puede contemplar un enorme conjunto de edificaciones levantadas, en época posterior, en sustitución de las antiguas. Este monasterio ha recibido el calificativo de 'El Escorial de la Rioja', por sus vastas dimensiones.

En definitiva, esta breve ruta por los pueblos de La Rioja vinculados al camino de Santiago, es también un agradable recorrido por la cultura, el arte y las bellas leyendas medievales.

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