lunes, 7 de enero de 2008

Viajar a Israel, donde se detiene el tiempo

Israel es un lugar en el que Oriente se encuentra con Occidente y donde el pasado y el presente se dan la mano. Es un país antiguo y nuevo, pequeño en tamaño pero con una gran variedad de paisajes y una heterogénea y culturalmente activa población de 5,9 millones de personas, en su mayoría judíos. Y es que en este país las ideologías han dado lugar a estilos de vida que nada tienen que ver unos con otros y que van de lo religioso a lo secular, de lo moderno a lo antiguo, de lo urbano a lo rural y de lo comunitario a lo individual.

Cuatro mil años de judaísmo, más de un siglo de sionismo, el 'crisol de la diáspora' y cerca de cinco décadas de estado moderno han creado una cultura con identidad propia pero que deja espacio para la singularidad de las setenta comunidades bien diferentes. Israel es pues la combinación de la tradición y la innovación.
Ciudad mágica por excelencia, madre de las tres grandes religiones monoteístas, Jerusalén parece destinada a ser un escenario de guerras y luchas pero también a permanecer inmune a todas ellas. La sola mención de su nombre evoca la leyenda, la historia, la pasión y el drama. Con razón ha sido llamada la eterna, la de los mil nombres, la innombrable. Israel, situado en la costa suroriental del Mediterráneo, entró en la historia hace unos 3.500 años cuando el pueblo judío abandonó su forma de vida nómada, se estableció en la Tierra de Israel y se convirtió en una nación.

El pasado año 2000, Israel se abrió ante más de cuatro millones de peregrinos procedentes de todo el mundo que se desplazaron a Tierra Santa para celebrar la llegada del nuevo milenio a través de un viaje espiritual. Así, millones de cristianos llegaron a Israel para experimentar 'en directo' los lugares bíblicos de Jerusalén, Belén, Nazaret y Cafarnaum.

Israel es un país maravilloso en el que merece la pena perderse unos días. Las visitas a Jerusalén, Belén y Nazaret son obligatorias tanto para los religiosos como para aquellos que desean saborear el misterio de la cuna de las religiones.

Jerusalén
La capital de Israel es una de las ciudades más antiguas del mundo y está situada en el corazón de las montañas judías. Jerusalén es una combinación de belleza natural, rodeada de bellas colinas y bosques y de la variedad de estilos que sabe combinar dejando rastro de muchas culturas y periodos. Una muralla con ocho puertas cerca la vieja ciudad de Jerusalén, dividida en cuatro barrios: el judío, el armenio, el musulmán y el cristiano.

El turista que viaja a la capital de Israel debe acudir al Valle de los Reyes, atravesado por avenidas que unen Getsemaní, la ciudad de David, la Colina del Consejo del Mal y otros lugares importantes en la vida de Jesús. El ojo central podría ser el Gólgota donde expresan su pena los cristianos y otros ojos como el Muro de las Lamentaciones, el hogar lagrimoso de los judíos.

En la Ciudad Vieja, es recomendable conocer las mejoras que se han llevado a cabo en tesoros como la Iglesia del Santo Sepulcro y el Cenáculo de la Última Cena. Otros lugares de interés son el Portal de los Leones, el Area del Muro Occidental del Monte del Templo -en expansión-, además de numerosos lugares históricos que abarrotan la ciudad.

La ciudad se ha convertido en una gran capital comercial. Cuenta con numerosos restaurantes y pubs que permiten conocer más de cerca el país, además de una variada oferta cultural.

Nazaret
Nazaret preserva la especial atmósfera de la infancia de Jesús en Galilea a pesar de las renovaciones que ha sufrido la Ciudad Vieja para adaptarse al nuevo milenio. Esta ciudad destaca por sus callejuelas que se entrelazan con las sinuosas rutas de peregrinación y el restaurado mercado. La Ciudad Vieja es un maravilloso ejemplo de ciudad Mediterránea y la mayor parte de sus casas están construidas con la conocida piedra de Galilea.

Uno de sus principales atractivos turísticos es la iglesia de Mensa Christi, construida en 1861 alrededor de una piedra, que fue identificada por peregrinos del siglo como la mesa que Jesús tendió para sus discípulos después de la resurrección. Además de esta Iglesia, destaca también la basílica de la Anunciación, que según se dice, fue el hogar de María y José. En esta ciudad es recomendable además visitar el convento de las hermanas de Nazaret, la iglesia anglicana y el convento carmelita, entre otros.

Tel-Aviv
Tel-Aviv es la ciudad más grande del país y el mayor centro comercial. Bañada por el Mediterráneo, es un centro de negocios que cuenta con edificios de grandes dimensiones y exclusivos hoteles junto a la playa. La ciudad sabe combinar a la perfección las zonas de ocio, los mercados exóticos, unos espectaculares restaurantes y una activa vida nocturna con una variedad de museos, galerías y teatros.

El Museo de Arte de Tel-Aviv constituye uno de sus principales atractivos. Cuenta con obras de arte europeo de entre los siglos XVI y XIX, de arte impresionista y post-impresionista, arte israelí y arte contemporáneo. Asimismo, la ciudad ofrece al visitante numerosos y enormes parques con un toque exótico, entre otros lugares de interés.

En definitiva, viajar a Israel es algo único y exclusivo. Para los orientales significa poca cosa pero para Occidente es la clave de buena parte del acontecer humano, del contraste, del misterio y de una luz que no resulta posible encontrar en ningún otro lugar.

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