miércoles, 9 de enero de 2008

Viajar a Sos del Rey Católico, una joya histórica del medievo

Esta muestra viviente de la tradición zaragozana más antigua, está ubicada en la comarca de las Cinco Villas. Es una de las cunas aragonesas del románico y el gótico medieval. Sus intrincadas callejuelas recogen la mágica tradición de las costumbres heredadas del medievo. Caminar por sus calles es como retratar el esplendor oscurantista de una época pasada, donde el misticismo se impregnaba en cada cimiento humano del lugar...

El pueblo recoge la esencia austera pero, a la vez, conmovedora de las villas de piedra, que se pierden entre un extenso mar histórico, salpicado por los característicos tonos ocres de sus casas. El recogimiento de sus gentes con la consabida paz que reina para el visitante, contrasta notablemente con el esplendor de sus fiestas, vestigio viviente de un pasado glorioso. Mezcla perfecta de descanso y colorido cultural, este pueblo posee las características necesarias para admirar un fino entramado de monumentos históricos.
Establecer rutas entre los distintos pueblos que forman la comarca de las Cinco Villas, constituye una de esas experiencias que dejan la profunda mella de la admiración. El conglomerado histórico de esta villa medieval, compuesto por un ramillete armonioso de murallas, castillos, casas e iglesias enclavadas en un laberinto de calles que se entrecruzan rítmicamente, como en un baile de serpentinas que danzaran, fue declarado en 1968 Conjunto Histórico-Artístico.

Aquí nació, en 1450 o 1452, el rey Fernando el Católico, marcando al pueblo con la gloria imperecedera de los grandes lugares, ruta inexcusable de visita para el amante de las tierras con solera. No se puede, por menos, que ensalzar la importancia de esta región que ha recogido el esplendor de los grandes reinos españoles. En este palacio se alojaban el rey don Juan y la reina doña Juana Enríquez. Asimismo, es el soberbio vestigio del nacimiento de un monarca, que abarcaría con su reinado la grandilocuencia imperial de un dominio mundialista.

En una de las dependencias interiores hallamos, sobre azulejos, una inscripción en este sentido. El palacio es uno de los edificios más importantes y señoriales del pueblo. Construido en piedra sillar, está rematado por almenas. Junto a él, se erige la iglesia de San Martín, que fue antaño la capilla privada del palacio. A ella el turista podrá acceder a través de un corredor desde la calle, o desde la planta baja del palacio. Posee una nave con techo fabricado en madera, sobre el cual contemplamos restos de pinturas murales. Tanto el palacio como la iglesia fueron declarados Monumento Nacional en el año 1925. En este recinto se iniciaría, prácticamente, el asentamiento de la cultura española, de su sentido a nivel mundial. El palacio se levanta en una plazoleta, justamente como si floreciera en el centro de un enmarañado complejo de callejuelas medievales. Aún guarda una capilla románica de exquisito preciosismo. Fue modificado en los siglos XVI y XVII.

Arte en estado puro
Si dirigimos nuestra mirada hacia la parte alta del pueblo, encontraremos los restos de un castillo que, en su época, tuvo fuertes connotaciones de defensa territorial, además de la iglesia de San Esteban. En ella, es importante mencionar la antigua pila bautismal, aparte de sus capiteles labrados con una impresionante percepción del detalle. Sobre dos de los ábsides de la cripta, podemos admirar distintos frescos del gótico lineal que datan del siglo XIII, huella inequívoca de la grandeza expansionista del cristianismo que, todavía, se tendría que expansionar con el reinado del hijo predilecto de Aragón. Esta iglesia, construida por García Garcés, fue ampliada con posterioridad en los siglos XII y XVI.

Son muy aconsejables las espléndidas vistas del paisaje, que se contemplan desde el castillo y la iglesia. La Lonja, con su célebre arquería gótica, el convento gótico de los carmelitas edificado en el siglo XVI, o el Ayuntamiento construido en el siglo XVI, son otros ejemplos esenciales de la magnificencia del lugar. Colindando con ellos hallamos la plaza mayor. Como interés turístico, resaltar igualmente el mercado del pueblo que cobra vida los viernes de cada semana, con una honda significación ancestral. Las fiestas de San Esteban, celebradas en la tercera semana de agosto, realzan el valor de uno de los pueblos más célebres del panorama turístico nacional. El Parador Nacional Fernando de Aragón o la Fonda Fernandina son lugares de extraordinario interés.

Del mismo estilo que la iglesia de San Esteban, es la ermita de Santa Lucía que se encuentra en los alrededores del pueblo. Debido a la trascendencia del lugar, se alzan numerosos edificios religiosos como el monasterio Valentuñana, que data del siglo XVII y en el que podemos contemplar un retablo de madera dorada del mismo siglo, así como las ermitas de San Nicolás de Ceñito, de la Virgen de Senín o la de Santa Fe. Por su parte, la arquitectura civil goza de un notable prestigio. Del siglo XVI es la afamada Casa Consistorial, y del XVIII, la casa de Isidoro Gil de Jasa. Estas mansiones señoriales están adornadas por escudos nobiliarios y ventanas germinadas. Como medida de protección se edificaron dentro del reducto amurallado. A ellas se accedía a través de un portalón principal, característico de las creaciones arquitectónicas del medievo.

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