martes, 8 de enero de 2008

Viajar a La Barcelona de Gaudí

Barcelona es una de las ciudades más inquietas de toda la Península Ibérica. Se encuentra en el noroeste de ésta y cubre cien Kilómetros cuadrados, entre el Mediterráneo y la montaña del Tibidabo.

Adentrarse en las calles de Barcelona necesitaría días, semanas o, incluso para los más viajeros, meses. En Barcelona se puede hacer casi cualquier cosa. Podemos visitar numerosos edificios con gran clase y estilo, como los creados por el genial arquitecto modernista Gaudí; podemos visitar alguno de los museos que se encuentran por toda la ciudad, como el de Picasso o el Museo Nacional de Arte Contemporáneo; y los apasionados del deporte pueden visitar su villa olímpica o el Nou Camp,... En fin, hay numerosas opciones que no se nos agotan nunca.
Nuestra ruta comenzará viendo el genial legado que Gaudí ha dejado en la ciudad de Barcelona: de entre todos sus trabajos visitaremos el Parque Güell y la Sagrada Familia.

El Parque Güell, construido entre 1900 y 1914, se encuentra flanqueado, a su entrada, por dos pabellones de paredes irregulares que dan la impresión de haber salido de un cuento de hadas. Tras pasar estos dos pabellones el viajero se encuentra con una escalinata monumental dividida en dos partes que llevan al núcleo del parque. Del parque en sí destaca el llamado Templo Dórico, un conjunto de 84 columnas que soportan una gran plaza o Teatro Griego, que es el centro del lugar y un magnífico mirador de la ciudad.

El parque Güell, declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1969, está construido en piedra y cerámica, y su variedad de colores la eligió Gaudi de acuerdo con la distribución cromática del fondo, es decir, el azul del cielo.

Una vez visitada esta espléndida obra de arte, la ruta que nos hemos marcado nos llevará hacia la Sagrada Familia, parada indiscutible en la ciudad. Fue la construcción más ambiciosa de Gaudí, y lo que hoy vemos es solo una parte de lo que el arquitecto diseño en 1883, cuando decidió asumir el proyecto de esta catedral. De un gótico perfecto, el templo destaca por la resistencia que demuestran sus pilares inclinados.

La catedral está formada por siete capillas que se disponen en forma de abanico alrededor del altar, que se convierte así en foco de atención de todo aquel que visita esta obra de arte. Durante muchos siglos la gran ornamentación que se había dado en las iglesias había dificultado su verdadera función, la del culto, cosa que aquí no sucede. Tal vez el motivo sea la enorme fe religiosa de Antoni Gaudí. De todas maneras hablar de esta catedral requeriría mucho más tiempo del que disponemos en esta visita.

Pero Barcelona no sólo es Gaudí. El visitante también puede acercarse a ver la Iglesia de Santa María del Mar, del siglo XIV, el monumento a Colón o, como ya se ha mencionado, la villa olímpica o sus prestigiosos museos, entre otras muchas cosas.

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