lunes, 7 de enero de 2008

Viajar al Desierto de Atacama: escenario de ensueño chileno

La belleza del desierto de Atacama reside en parajes como el río Juncalito o la Portada de Antofagasta, los géisers de El Tatio o las Tres Marías en el Valle de la Luna. Pero también en los vestigios religiosos de las iglesias y en el Museo Arqueológico de San Pedro de Atacama, donde se pueden ver algunas reliquias admirables.

La mejor forma de percibir la riqueza del desierto de Atacama es recorrer el extenso paraje que lleva desde el puerto del cobre de Antofagasta hasta Calama. Una ruta dominada por los más variados colores de su paisaje, así como las texturas que forma el trémulo sol, por donde se cruzan los pueblos fantasma que dan fe, por su silencio, de la grandeza de su pasado.
De estos pueblos fantasma, Chacabuco merece cierto reposo, para contemplar su belleza. Y cerca de Calama, la ciclópea mina de Chuquicamata supone una mordida cósmica al paisaje. Una mina de cobre, abierta a los turistas, de la que se extrae un 5% de la producción mundial. Es la mina a tajo más grande del planeta, con 4 kilómetros de longitud, 2 kilómetros de ancho y 700 metros de profundidad.

En el puerto de Antofagasta las atractivas playas son el mayor encanto de este lugar, sobre todo a medida que se va hacia el norte, como Hornitos. En el interior, una carretera conecta con Calama, importante ciudad minera que está atravesada, además, por numerosos pueblos salitreros abandonados, sobre todo a medida que se sube hacia el desierto.

Otro lugar que merece un descanso, para contemplar su esplendor, es el oasis de San Pedro de Atacama, la base perfecta para realizar excursiones a los atractivos parajes naturales, ya sean los géisers de El Tatio, las extrañas formaciones rocosas del Valle de la Luna o el Salar de Atacama.

San Pedro, géisers y el embrujo de la Luna
San Pedro de Atacama es un punto obligado para todo visitante de Chile. Recomendamos la visita a su museo arqueológico que se encuentra en el interior de la iglesia de San Pedro.

San Pedro de Atacama es un punto de partida para numerosas excursiones. Una de ellas conduce hacia el Valle de la Luna, donde las extrañas formaciones rocosas, como la de las "Tres Marías" son objeto de fascinación. Otra ruta singular es la del Salar de Atacama, con sus lagunas repletas de flamencos y sus costras de sal.

También se puede ir hacia aldeas cordilleranas como Toconao, o a las ruinas prehispánicas de Lasana. Pero sorprendentes son los géisers de El Taito, un paraje mágico, como lo es todo el desierto de Atacama.

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