lunes, 7 de enero de 2008

Viajar a Nazaret: la cuna del Cristianismo

La religión tiñe cada rincón de Nazaret. La fuente desde donde se extendió el Cristianismo y, desde entonces, es punto de partida natural para una peregrinación por Tierra Santa. Una ciudad de unos 60.000 habitantes, si bien más de la mitad de su población es musulmana, la mayor ciudad árabe de Israel donde coexisten los minaretes de las mezquitas con las agujas de las iglesias. Nazaret está llena de contrastes, como los edificios modernos que protegen y albergan las grutas santas, antiguas iglesias cruzadas y bizantinas y múltiples tradiciones que conviven con las nuevas modas.


Las huellas del pasado están visibles por las calles de la mayor ciudad árabe de Israel. Y es que Nazaret ha aterrizado en el Tercer Milenio como la fuente del Cristianismo, el lugar del primer evento de esta religión donde, según la Biblia, Jesús pasó la mayor parte de su vida y desde donde comienza la peregrinación a Tierra Santa.
Pero Nazaret combina bien sus dos caras religiosas, ya que un 60% de la población es musulmana. Esta ciudad de 60.000 habitantes contiene de su época cristiana 30 iglesias, conventos y monasterios que dan testimonio de este pasado. Y domina el paisaje arquitectónico la Basílica de la Anunciación, la más grande de todo Oriente Medio, donde alberga la gruta que, según la tradición, era el hogar de María y el lugar de la Anunciación, así como los restos de las épocas bizantina y cruzada. También esta monumental iglesia contiene el Museo Franciscano, donde se albergan los descubrimientos de las ricas excavaciones de hallazgos de antaño.

Hay un monumental abanico de iglesias que datan de diversas épocas y copan las más variadas religiones, así la Iglesia de San Gabriel, greco-ortodoxa, del siglo XVII, construida sobre el original pozo de María. O la Iglesia Anglicana de Jesús, que mandó construir Eduardo VII; la Iglesia Maronta o la Iglesia Copta. Así como emplazamientos donde hubo grandes estructuras arquitectónicas, como las excavaciones situadas dentro del mercado donde estaba la antigua sinagoga y la iglesia católica griega.

Del mundo musulmán hay abundantes vestigios como las mezquitas y minaretes que se combinan y conviven en armonía con el resto de estructuras y religiones. Así, El Abyad o la Mezquita Blanca que fue durante mucho tiempo la única mezquita de la ciudad y cuya denominación pretende simbolizar pureza, luz y paz. Un mensaje parejo al de la Mezquita de la Paz, también llamada Mezquita El Salam, un impresionante edificio moderno construido en los años 60.

Fiestas y gastronomía
Además de los edificios religiosos, Nazaret también alberga multitud de casas de la época del dominio turco, impresionantes y majestuosas que son conocidas como las Mansiones de la Ciudad Vieja. Así como numerosos jardines y patios, además del denominado souk, el mercado al aire libre, un activo centro de comercio que aporta las más variadas delicias para el visitante. El aroma del café, el ajetreo propio de un mercado popular, la hospitalidad oriental característica y los numerosos objetos de artesanía, todo ello con ese matiz religioso que caracteriza a Nazaret y, por extensión, a este mercado al aire libre.

Delicias mundanas que se reflejan en majestuosos restaurantes meso-orientales donde se sirve suculenta carnes a la brasa, variadas ensaladas y frescos vegetales. Y de fiestas, destacar sobre todo, el evento crucial que supone la Semana Santa y toda fiesta religiosa, como el Festival de Música Sacra, donde participan multitud de las iglesias, con gran variedad de actuaciones musicales que se celebran en época navideña; o el Festival de Nazaret del folklore árabe, que se celebra a finales de verano.

Y es que Nazaret no tiene desperdicio, ya sea desde el punto de vista religioso o simplemente por visitar una hermosa ciudad, bañada por ese tinte que combina lo musulmán y lo cristiano, por esa mezcolanza agradable y pacífica de religiones y culturas que no serán desperdicio para ningún visitante.

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