martes, 8 de enero de 2008

Viajar a Dos Hermanas: la pasión por las marismas y el Guadalquivir

Situada en la Campiña, al margen izquierdo del Guadalquivir, se encuentra a 10 kilómetros de la capital. Dos Hermanas cuenta además con 2.300 hectáreas de marismas. Las marismas son formaciones del pleistoceno-holocénicas. En la pleamar se provoca una falta de circulación del agua en la Marisma produciéndose derrames generales por toda la zona y, por consiguiente, una inundación. La gran acumulación de materiales que forman la Marisma está compuesta principalmente por limos y arcillas.

Se encuentra situado en terreno de marismas y por tanto son formaciones del pleistoceno y holocénicas. De ahí que sus terrenos sean principalmente limos y arcillas. El río Guadalquivir riega las fértiles tierras de Dos Hermanas por el norte y por el sur. La otra vía fluvial que avena el término municipal es el arroyo de las Culebras. Dos Hermanas se abastece de los acuíferos de la zona para el regadío y de las aguas traídas de los pantanos de la Sierra Norte para el suministro de su numerosísima población, al igual que ocurre en la capital.
De clima mediterráneo con incidencia atlántica, Dos Hermanas posee una gran inestabilidad pluviométrica, que oscila en torno a los 600 mm, con máximos pluviométricos en otoño-invierno. En cuanto a las temperaturas los veranos son cálidos con temperaturas máximas en los meses centrales del verano que pueden rondar los 40 grados, mientras que las mínimas alcanzan una media de 20 grados. El invierno suele ser suave, con temperaturas medias en el mes de enero entre los 8 y 9 grados centígrados.

Vega del Guadalquivir
Originariamente la zona que corresponde a la llanura aluvial o vega del Guadalquivir entraba dentro del dominio del álamo blanco, que aparece asociado al chopo negro y a sauces, asociados con adelfas, pero la acción del hombre ha sustituido el bosque por cultivos como el olivo y los cítricos.

Al ser alterado el hábitat natural de muchas especies, la fauna original de Dos Hermanas también se ha visto alterada. El mochuelo es especialmente abundante en los olivares alimentándose de lagartijas, ratones y pequeños invertebrados. Las cigüeñas, golondrinas y alondras también se pueden ver por el cielo de la ciudad y por sus campos.

Agricultura e industria son las dos actividades principales de Dos Hermanas. En agricultura se cultiva fundamentalmente olivo y naranjos, aunque también existen extensiones de cereales. Mientras que la industria está concentrada mayoritariamente en el polígono Carretera de la Islason, existen otro tipo de industrias de tejidos de yute, cáñamo e hilados, harinas, etc. Actualmente está convirtiéndose en ciudad-dormitorio. Las excavaciones realizadas recientemente han dado abundante material desde épocas muy antiguas, pero aún está por datar y estudiar parte del material encontrado.

Poblada desde tiempo de los turdetanos los restos encontrados se han identificado con la antigua Orippo, en el montículo de Torre de los Herberos. También en esta zona se han encontrado restos romanos, de las últimas excavaciones realizadas procede un grupo escultórico en piedra representando a un hombre y a una mujer en excelente estado de conservación y de gran calidad que se conservan en el Museo Arqueológico de Sevilla. Gran parte de las haciendas y cortijos de la zona se asientan sobre lo que fueron antiguamente villas romanas, encontrándose frecuentemente monedas, cerámica del tipo terra sigillata y sepulturas de la época. El termino de Dos Hermanas está cruzado por la vía romana que unía Córdoba y Cádiz, y por otras vías secundarias. De época visigoda se han encontrado lápidas de mármol con inscripciones.

Durante el período musulmán pasa a ser una aldea, conocida con el nombre de Al-Mudain sin importancia urbana, aunque sí la sigue teniendo en el terreno agrícola y en el de la producción de aceite. Conquistada por Fernando III, en las crónicas de la época aparece como Fuente del Rey o de don Pelayo y el cerro del Cuarto.

En éste último lugar cuenta la leyenda que el rey Fernando se encomendó a la Virgen, ante la difícil batalla de Sevilla, con la súplica de «Vál(e)me, Señora, Vál(e)me», tras la victoria sobre el rey de Sevilla, Fernando III mandó erigir en aquel lugar la ermita del Valme, donde aún se venera la imagen medieval en conmemoración del suceso.

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