lunes, 7 de enero de 2008

Nueva Delhi: la capital de los sentidos

Nueva Delhi es la capital de la India desde 1931, año en que dejó de serlo Calcuta. Delhi fue fundada en este año por los ingleses para constituir allí su gobierno. Situada junto al río Yamura es el resultado de la fusión de siete ciudades que se han ido construyendo allí a lo largo de la historia por otros tantos emperadores: Lalkot, Siri, Tuglakabad, Ferozabad, Lodi, Shajanadabab y Delhi. En ellas se estableció el poder de las diferentes dinastías, siendo la última la Muslim, que fundó Delhí para ejercer el poder entre los siglos XVII a XIX.


Delhi se divide en dos ciudades muy diferentes. Por un lado, la vieja Delhi, que es un conjunto colorista llena de mezquitas, monumentos y fortalezas. Empezaremos el recorrido de esta parte de la ciudad en la calle Chandhi Chhowk, la calle de la plata que en la antigüedad fue la más rica del mundo, rodeada por una muralla que se construyó en el siglo XVII por el emperador Shan Jahan. También podemos admirar los Palacios del Fuerte Rojo que también, en otros tiempos, tenía un arroyo por donde discurría su agua perfumada para emular el olor del paraíso.
Si lo que buscamos son templos podremos ver el de Qutad Minar, del siglo XIII, que es una torre para llamar a la oración. O visitar la mezquita Quwwat-ul--Islam o Poderío del Islam que es la más antigua de la India. Y si aun no estamos saciados nos acercaremos a Jantar Mantar, un espectacular observatorio con asombrosos instrumentos de mampostería que fue construido por el rey Rajput, Jai Singh. Y entre esta variedad de monumentos, también, se pueden visitar unas ruinas de 3.000 de antigüedad que se ha descubierto recientemente.

Como se puede observar la variedad es asombrosa. Y después de pasear por unas enormes extensiones de prado muy verde se descubre la mezquita más grande de la India, Jama Masjid, construida en piedra roja y mármol.

Dejamos la vieja Delhi para adentrarnos en la Delhi inglesa, que comienza con la plaza de Connaught, rodeada de grandes avenidas, que es el centro de la ciudad, donde se encuentran los bancos más importantes y los principales comercios. Esta zona está salpicada de extensos jardines y casas coloniales. Podremos conocer el Parlamento o la actual residencia del Presidente indio que en su día fue habitada por virreyes ingleses.

También podremos visitar el museo Gandhi donde conoceremos todo acerca de la vida de este gran hombre. Y tendremos la posibilidad ver el Museo Nerhu, donde descubriremos a otro gran líder de la India, Teen Murti Marg, artífice de su independencia. Siguiendo el recorrido por esta otra ciudad con aire europeo con grandes avenidas trazadas a escuadra y acotadas por árboles, entramos en Raj Pat que se extiende en dirección al arco conmemorativo de la Primera Guerra Mundial.

Palacios de ensueño
Pocas ciudades como esta para ver monumentos, en Delhi se amontonan palacios, mezquitas, tumbas y templos de diferentes épocas y estilos arquitectónicos, que hacen de la ciudad un lugar donde nunca se cansaran los ojos de posarse. Colores fuertes sorprenderán al visitante que se perderán en un mar rojo sorprendente.

En esta ciudad se descubrirá realmente lo que significa una aglomeración de gente, animales, coches, bicicletas, rickshaw y un largo etcétera. Si se ha llegado hasta aquí para comprar es el sitio ideal, aquí se podrá encontrar cualquier tipo de artesanía de todos los rincones de la India, telas como sedas bordadas en oro, lana, tapices, pashminas. Metales y piedras preciosas como plata, filigranas, alabastro y mármol. Madera de sándalo, ébano o palo de rosa. Y las innumerables especias y los perfumes.

Desde Delhi también se pueden organizar innumerables excursiones que satisfacerán absolutamente el apetito ocioso de cualquiera, por ejemplo se puede hacer alpinismo en el Himalaya o rafting en los ríos de las regiones más septentrionales del país que bajan a su máxima capacidad de agua desde el pico más grande del mundo, el Everest. Y también esquiar en la estación de montaña de Nainital o el Guimarg.

Y si queremos espacios naturales, la reserva de Sariska satisfacerá plenamente este deseo ya que admiraremos enormes extensiones de bosques exóticos y podremos conocer la fauna india entre la que destaca el gran tigre de Bengala.

El Taj Mahal
Por último, no es perdonable dejar atrás Delhi sin recorrer sus alrededores donde se encuentra una de las ocho maravillas del mundo, el Taj Mahal. A unos 200 kilómetros de a capital se encuentra esta joya de mármol blanco, mausoleo que mandó construir el emperador Shah Jahan por amor a su esposa Mumtaj Mahal. También en los alrededores de Delhi se encuentra la "ciudad rosa" o Jaipur que junto con Delhi y Agro forman el "triangulo de oro" de la India.

La India siempre sorprendente se nos acercará más paulatinamente si visitamos en primer lugar Delhi donde se mezcla la cultura del viejo continente y se nos ofrece una imagen de India más suavizada. Esta primera visita nos ayudará a no sufrir el enorme choque que India provoca en sus visitantes principiantes. País de infinidad humana, donde la felicidad y la muerte siempre se puede tocar con los dedos.

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