Si las piedras del Coliseo romano, del Panteón o de la Fontana di Trevi hablaran dirían que han visto mucha historia, dos guerras mundiales, el ascenso de Mussolini al poder, mucha tradición, los primeros cristianos celebrando misas en las catacumbas y muchos enamorados en sus fuentes pidiendo felicidad eterna.
Roma mezcla en sus piedras tradición e historia, es a la vez la ciudad de la dolce vita y la expresión de una cultura esplendorosa que dominó todo el Mediterráneo por completo. Además de la capital por excelencia de la religión Cristiana. Aunque en un principio persiguió a los cristianos, más tarde sería la impulsora de esta religión mayoritaria en el mundo.
Bella, alegre, despreocupada y sentimental. Reflejo del pasado, cuna del Renacimiento y explosiva en su presente. Esos son los indicadores por excelencia de una de las ciudades más importantes de Europa. Roma vive influenciada bajo las aguas de su río Tíber, bajo la leyenda de Rómulo y Remo y La ciudad del Vaticano, sede del papado de la iglesia católica.
Según la tradición, Roma se fundó en el 753 a. C. sobre una de las siete colinas que rodean la antigua comunidad. Sin embargo, los hallazgos arqueológicos indican que el asentamiento humano data, al menos, del año 1000 a. C. La capital italiana muestra en su entramado de calles la densa e intensa historia que por allí ha pasado; la Vía del Corso atraviesa gran parte del centro histórico de la ciudad, desde la Piazza Venezia, centro geográfico de Roma, hasta la Piazza del Popolo, al pie del monte Pincio.
El monumento más importante de la Piazza Venezia quizá sea el monumento a Victor Manuel II, primer Rey de la Italia unificada, construido entre 1895 y 1911. Otra de las vías con mayor importancia es la de Vittorio Véneto, que rinde homenaje a la victoria italiana durante la I Guerra Mundial.
Adentrándose en el corazón de la ciudad podemos encontrar un incomparable depósito de monumentos de todas las épocas, desde la era etrusca hasta los tiempos modernos. En Roma se pueden ver las antiguas murallas de la ciudad, los arcos del triunfo, las estupendas plazas, los numerosos palacios, las iglesias y las numerosas ruinas, entre columnas dóricas, jónicas y corintias.
Las obras arquitectónicas en Roma no son más que el legado de su época y su cultura así se pueden admirar las Termas de Caracalla, que servían como baños públicos y lugar de reuniones sociales a modo de gimnasio. Hoy se utilizan como lugar y escenario de las mejores óperas de la ciudad. El foro romano y el foro social también son antiguos centros comerciales y religiosos.
Las Catacumbas también son el legado de una Roma opresora y coercitiva, debajo de la tierra se hallan estos antiguos túneles donde los primeros cristianos practicaban su religión y eran enterrados. Poco a poco el cristianismo se fue extendiendo en el Imperio romano y de ello han quedado igualmente huellas en la ciudad. El castillo de Sant'Angelo, construido como el mausoleo del emperador romano Adriano y transformado en fortaleza durante la edad media. La basílica de San Juan de Letrán, la catedral de Roma que fue fundada en los siglos XVII y XVIII, la basílica de San Pablo Extramuros que se levantó en el siglo IV, la de San Pedro ad Vincula que contiene el famoso Moisés de Miguel Ángel, con esa expresión colérica en su mirada.
Otra Roma, la Roma de los sueños, de los deseos y de las ilusiones. El agua juega con las formas en la Piazza Navona con la famosa fuente de los cuatro ríos, obra del escultor italiano Gian Lorenzo Bernini y la Fontana di Trevi, fuente barroca del siglo XVIII en la que los turistas suelen tirar una moneda y pedir un deseo. Andando unos cuantos metros por la Vía del Corso y adentrándose en la primera plaza que surge a la izquierda podrá adentrarse y subir por una escalinata construida en el siglo XVIII por la mismísima Plaza España hasta La Trinidad de los Montes, una iglesia del siglo XV.
Museos y palacios
Roma al igual que toda Italia es el país y la capital de los museos que se encuentran entre los más prestigiosos del mundo. La más antigua colección de arte romano, que alberga el Museo Capitolio, data del año 1471 y se compone de excepcionales antigüedades. Otros museos que se pueden destacar en la capital son: el Museo Nacional de Villa Giulia, que encierra tras sus puertas una notable tradición de arte romano y etrusco y está ubicado en la casa de campo del papa Julio III, de mediados de siglo XVI; la Galería Borghese, un museo de pintura y escultura acogido en un palacio de principios de siglo XVII; y el Museo Nacional Romano, diseñado por Miguel Ángel, que expone esculturas griegas y romanas entre las que resaltan la de Ludovisi.
También existen palacios en la ciudad donde se pueden ver numerosas y valiosas colecciones de arte, como el Palacio de los Farnesio, el emblemático Palacio de Venecia, de mediados de siglo XV, con una colección de bronces del renacimiento, el Palacio Barberini, un palacio barroco del siglo XVII, que alberga una excepcional colección de cuadros y el palacio de Los Conservadores, donde se encuentra la famosa escultura de bronce de la loba que amamantó a Rómulo y Remo y que conforma una leyenda acerca del origen de Roma.
Pero Roma, además de ser arte, irradia, de una manera similar, cultura así que el viajero culto podrá disfrutar visitando la Academia de Bellas Artes, la Academia Nacional de Baile, la Academia Nacional de Arte Dramático, el Conservatorio de Música de Santa Cecilia y el Instituto Central para la Restauración de Obras de Arte. La Ciudad cuenta además con unos 20 teatros y 6 grandes auditorios musicales, donde se ofrece un variado repertorio fuera de los meses estivales.
Comer y dormir
La importancia de la buena comida italiana pude ser otro de los atractivos de la capital del país. Su dieta está basada en la vid, el olivo y los hidratos de carbono (las pastas) al igual que todos los países que riega el Mediterráneo. Las pastas cocinadas de cuantos modos sea imaginable; a la bolognesa, a la carbonara... y diseñadas de muy diversos modos; macarrones, spaghetti, totellini... junto con las pizzas y los buenos vinos son platos que se podrán disfrutar en cualquier restaurante sin necesidad de invertir en ello una fortuna.
A la hora de descansar los mejores hoteles se encuentran en torno a la Estación de tren, la Plaza de la República, la Vía Septiembre, el Corso de Italia y la Plaza Fiume. Entre ellos se pueden destacar el Principe di Piemonte, ubicado en la Roma monumental muy cerca del Coliseo; Center, palacete monumental por la misma zona; Millennium, inaugurado muy recientemente en la paza Bologna cerca de una zona residencial; Bernini Bristol, ubicado en pleno corazón de la ciudad al igual que el Raphael donde habitualmente se alojan personajes famosos como De Niro, Spielberg o Quinn... Más a las afueras se encuentran el Sicilia/Jumbo, el Rivoli o el Beverly Hills, que es un moderno establecimiento situado en una zona residencial, cerca de la villa Borghese y no lejos de la Vía Veneto.
Todos los deseos se pueden cumplir en Roma. Es una oportunidad que nos ofrece el futuro para conocer la cultura que dominó el Mediterráneo tan férreamente, es difícil resistirse a su encanto su olor a monumento, olor a piedra vieja y carcomida por el paso de los tiempos. Pero siempre podremos refugiarnos en un buen restaurante, una artesana pizzería o en uno de los numerosos museos. Roma tiene sitio para todos y, pese a sus edificios en ruinas, cuerda para mucho tiempo y para que todos puedan disfrutar de su esplendor en pleno siglo XXI.
domingo, 6 de enero de 2008
Viajar a Roma, un monumento vivo
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