Rumanía es un país que ronda los veintitrés millones de habitantes, su capital es Bucarest una bella ciudad, con la impronta de la época medieval y del barroco. Limpia, tranquila, romántica y dinámica.
Los rumanos son predominantemente eslavos, sin embargo, hay minorías importantes de origen húngaro, alemán, ucraniano, turco, griego y croata. Todos ellos conforman un país multicultural, donde la visita del viajero pasa desapercibida, siendo así un destino tranquilo para cualquier turista.
El idioma es el rumano, aunque debido a la presencia de grupos étnicos diferentes se comparten distintas lenguas. Es destacable la presencia de los gitanos rumanos, que, poco a poco, y gracias al esfuerzo de las autoridades en la gestión cultural, están consiguiendo de forma moderada integrarse en la sociedad.
Se trata de un país de grandes contrastes orográficos. Los Cárpatos lo recorren de norte al centro y, a mitad de camino, cambian su nombre por el de los Alpes de Transilvania; el Danubio deja a Rumanía el delta, desembocando en el Mar Negro, que baña toda la costa... tres elementos fundamentales para que un país sea un objetivo indiscutible del turista.
Aislado del mar por las montañas, gran parte del territorio rumano tiene una climatología predominantemente continental. El "crivat" y el "austru", son los vientos que soplan respectivamente del noreste y del sureste, y que contribuyen a extremar las temperaturas estivales e invernales.
Rumanía ha comenzado a desarrollar actividades industriales significativas, sin embargo, su economía depende en gran medida de la exportación de materias primas y productos agrícolas. Es uno de los principales productores de petróleo de Europa y uno de los países europeos con más recursos minerales. Además del petróleo, tiene gas natural, carbón, mineral de hierro y bauxita.
El origen de los rumanos
El origen de los rumanos se remonta a los dacios o getas (vendidos como esclavos en Atenas, en el siglo IV a. C.) que dieron nombre a la provincia romana de Dacia, en los Cárpatos y la Transilvania, un poco más al noreste del territorio ocupado en la actualidad por Rumanía. Entre los siglos III y XII, la región fue invadida por germanos, eslavos y ávaros entre otros. En los siglos posteriores se dieron una sucesión de invasiones y conquistas por parte de otros pueblos y por el imperio Otomano.
Pero el cambio histórico fundamental en Rumanía se hizo cuando pasó, tras la segunda guerra mundial, a ser un país del Pacto de Varsovia, hasta que, de nuevo, cambió el rumbo de la historia con la caída del muro de Berlín en 1989.
Rumanía y sus encantos
El folklore rumano es el mejor conservado del mundo y puede encontrarse a cada paso, en todo el país. La música y el baile popular, alegre y llena de vida, son tradiciones todavía muy importantes en la vida de los rumanos. Tales espectáculos pueden verse en muchos hoteles y restaurantes de todo el país.
La arquitectura, la artesanía y la cocina populares de la tradición rumana representan una cultura viva con valor único. Admiren, si visitan este país, la minuciosidad con la que han sido esculpidas las puertas de madera de Transilvana, las iglesias de madera, la variedad de los trajes nacionales y la simplicidad de los objetos de arte popular. A los objetos en cerámica, los tapices tejidos en el telar, los iconos y a las esculturas en madera, se suman las especialidades culinarias y los vinos. La gastronomía es también un arte y los rumanos saben manejar las setas y las legumbres, la carne de cerdo, pájaro o ganado, para preparar comidas condimentadas con sabor oriental.
Las visitas culturales en Bucarest están garantizadas. Entre otros, la ciudad cuenta con el Museo Nacional de Arte, situado en el antiguo Palacio Real (pinturas, esculturas, tapicerías, iconos, etc.); el Museo Nacional de Historia; el Museo de la ciudad de Bucarest, situado en el antiguo Palacio Sutu; el Museo de las Colecciones de Arte (con las más valiosas colecciones particulares); El Museo del Paisano Rumano (trajes populares auténticos, iconos, objetos de uso casero); El Museo de la Aldea (una aldea rumana auténtica, con casas originales traídas de todas las regiones del país); etc.
El mejor momento para visitar Rumanía depende de la manera en que se escoja pasar las vacaciones... a orillas del mar es más agradable ir entre junio y septiembre. Por otro lado, los deportes invernales se pueden practicar en los Cárpatos, en condiciones óptimas, desde la Navidad hasta el mes de marzo. La primavera y el otoño son las estaciones ideales para excursiones por el país, mientras que Bucarest se muestra en todo su esplendor desde la primavera hasta el otoño. Ésta es la mejor estación para ir a espectáculos de ópera, a conciertos y degustar los sabrosos preparados culinarios rumanos en restaurantes acogedores.
Leyendas de Transilvania
Es un país de leyendas llevadas al cine, de parajes de película y de personajes que cautivan. La región que más leyendas aporta es Transilvania, situada en la región central de Rumanía, en pleno corazón de los montes Cárpatos. Su relieve, plagado de espesos bosques, está teñido de verde y pardo. Luz y color que dibujan formas misteriosas sobre sus colinas, invitando a los más fantásticos vuelos de la imaginación.
Cuna del Drácula de Bram Stoker, ilusorio vampiro que trastoca la leyenda del sanguinario Vlad el empalador y que relega a esta magnífica región a un injusto segundo plano.
Conocer la región de Transilvania supone entrar en un magnífico paisaje de bosques, valles y colinas, ciudades medievales como Sighisoara (en la actualidad declarada patrimonio de la humanidad), castillos como el de Bram, el lago de Rosu, o Cluj, la capital transilvana.
Rumanía es, verdaderamente, un país que merece la pena visitar en cualquier estación, en el que se puede gozar del sol y rechazar los problemas, enriquecer su cultura y alegrar su ánimo, practicar deportes, pasearse, ir en barco, y muchas cosas más.
domingo, 6 de enero de 2008
Viajar a Rumanía: país de contrastes y leyendas
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