Es una de las capitales más fascinantes del planeta. Corazón de los imperios bizantino y otomano, y privilegiado nexo de unión entre dos mundos, la antigua Constantinopla reúne tesoros artísticos y monumentales, exotismo, modernidad y una inagotable y contagiosa "joi de vivre". Desde épocas pasadas, y muy especialmente en los períodos de entreguerras, una atractiva mezcla de vividores, trotamundos y bohemios de lujo se ha rendido al luminoso magnetismo de la ciudad; a sus contrastes y ritmo vertiginoso, a sus misterios. El Bósforo, la Mezquita Azul, el palacio Topkapi, Santa Sofía o el seductor calidoscopio del Gran Bazar nos marcarán profundamente. Serán sólo los primeros síntomas de la "pasión turca".
Es una de las más legendarias metrópolis de Oriente, a medio camino entre la racionalidad de Europa y la magia y exotismo de los países asiáticos. La evolución histórica de Estambul, capital de un estado laico y decididamente pro-occidental, han alejado a sus gentes del fanatismo fundamentalista. Estambul crece luminosa y optimista, multicultural. Cómoda entre su fe musulmana y un aperturismo que llena de sorpresas y placeres sus hermosas calles.
La peculiaridad de las fragancias y perfumes, que se respiran en todos los rincones de la ciudad, la convierten en un paraíso para el espíritu y los sentidos, una babel exótica y al mismo tiempo actual y llena de vida.
Puedes visitar el barrio de Beyoglu, zona comercial de referencia que nos permitirá introducirnos por las dinámicas calles del centro y descubrir la plaza Taksim y el centro cultural Ataturk, creado en honor del fundador del país.
Santa Sofía, crisol de culturas, se convierte en la protagonista del día siguiente. Construida en el año 404, pasó de ser la cuarta catedral más grande del mundo a ser, durante el imperio Bizantino, una mezquita que acabó abandonada hasta que Ataturk la convirtió en lo que es actualmente, uno de los museos más visitados. Continúa la magia por el barrio de Ortakoy, situado debajo del primer puente que cruza el Bósforo. Sus calles peatonales llenas de tiendas de artesanía permiten a pintores, escritores y escultores buscar su inspiración en el corazón de la metrópoli.
Navegación por el Bósforo
Inevitable en Estambul es navegar por el estrecho del Bósforo, entre el mar Negro y el de Mármara. En un recorrido de 31 km, los espectaculares paisajes a ambas orillas nos abruman con sus maravillosos cambios de color a medida que avanza el día. Ruinas arqueológicas, aldeas pintorescas y zonas boscosas son algunos de los maravillosos escenarios que se nos ofrecen desde las numerosas terrazas de bares y restaurantes al aire libre.
El Hipódromo Romano, situado en la zona más antigua de la cuidad, aún conserva monumentos imperiales, como el Obelisco de Teodosio, la columna Serpentina de bronce y la columna de Constantino. La mezquita Azul, construida en 1609, y bellamente decorada con lapislázuli, sigue siendo hoy en día lugar de culto para los musulmanes que habitan allí. Por último, El Gran Bazar, un laberinto de calles y callejones con más de 4.000 tiendas, es el lugar apropiado para la siempre inevitable tentación compradora. Totalmente, inevitable, en este caso.
domingo, 6 de enero de 2008
Viajar a Estambul. El otoño dorado de Estambul
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