domingo, 6 de enero de 2008

Viajar a Malta: isla de megalitos

No son las pirámides de Egipto los monumentos arquitectónicos más antiguos del planeta. Todavía hay vestigios arquitectónicos anteriores, entre 500 y 1000 años más antiguos que las famosas pirámides como son los templos megalíticos de Malta. Un país bañado por el Mediterráneo, enclave estratégico en guerras de antaño, con una economía impulsada por un turismo en ascenso en busca de sol, playas y exquisita gastronomía, así como unas gentes caracterizadas por su trato amable y el tranquilo carácter maltés.


Malta es un país mediterráneo con una cargada historia a sus espaldas. El archipiélago maltés -compuesto por las islas de Malta, Gozo y Comino- reside en solitario en pleno Mediterráneo, cerca de la costa siciliana, un poco más lejos queda la costa norteafricana. Un país peculiar sin un accidentado paisaje, sin ríos y con un clima agradable donde casi son unos desconocidos temperaturas frías, lluvias intensas, fuertes vientos o nieve.
De Malta es peculiar su pasado. Dos hechos históricos han filtrado cierto misterio en su pasado más lejano. Por una parte, los templos megalíticos; por otra, la cultura de los Caballeros Hospitalarios de San Juan. Por su paisaje quedan vestigios de la Edad de Piedra tardía, reflejo de un misterioso pueblo de una época perdida en la oscuridad de los tiempos. Una cultura que ha pervivido a lo largo de los tiempos incluso más que las famosas pirámides de Egipto que, hasta no hace mucho, se consideraban los monumentos más antiguos del planeta. Pero esto, como se ha demostrado, no ha sido cierto, puesto que los templos megalíticos de Malta tienen una antigüedad de 500 e incluso 1000 años mayor que las famosas pirámides.

Pero asombroso es el templo subterráneo de Hal Saflieni, llamado hipogeo. Toda una sensación histórica-cultural, un lugar de culto y un camposanto, así como un templo para la formación de sacerdotisas. Un pueblo que construyó toda clase de fortalezas, palacios, casas y armas que desapareció alrededor del año 2000 antes de Cristo, alimentando todavía más la leyenda misteriosa de su apogeo y desaparición.

También dejaron huella en la historia de Malta los Caballeros Hospitalarios de San Juan. El objetivo de los Caballeros era la asistencia sanitaria y el cuidado de pobres y enfermos, por lo que Malta mantiene cierto espíritu de acogida propio del temperamento asistencial de estos, además de edificios como hospitales, fortalezas y catedrales. La heroica lucha contra los turcos, al mando del Gran Maestre Jean Parisot de la Vallette significó el bautizo de la actual capital de Malta: La Valletta.

Fiestas y turismo
Una historia marcada en las huellas del país, tras el dominio napoleónico y el posterior británico, conformando la isla como base militar durante la Segunda Guerra Mundial, hasta que en 1964 se proclamó la independencia de Malta.

Del dominio inglés también hay influencia tanto en el carácter maltés como en alguna de sus fiestas y carnavales. Así, del carácter maltés se dice que su tenacidad y duro trabajo ha permitido que sobrevivan a todos los imperios que han llegado a sus costas, todas las batallas en sus mares y las numerosas incursiones para invadir la isla. Un carácter que combina la amabilidad propia de las gentes del Mediterráneo y del disciplinado altruismo británico. Las fiestas y los carnavales se suceden entre mayo y septiembre, son las llamadas "Festa" en honor de algún santo patrón, acompañada de fuegos artificiales y procesiones. Y qué decir del Carnaval de Malta, una explosión de color y creatividad en los desfiles y carrozas que aportan la extravagancia y el humor a la isla. Otro evento relevante es la Regata, que sale del puerto de La Valletta cada septiembre.

Todo un reclamo para el turismo, si bien Malta trata de evitar la masificación propia de otros países mediterráneos para dar un encanto propio sin explotación de sus bellos parajes. Y es que el encanto de las ciudades y aldeas reside en la combinación del sosiego fiel del medievo del interior de la isla con el mayor bullicio y actividad de la costa. El sol y el mar forman parte de la rutina maltesa, donde los deportes acuáticos como el wind surfing o la vela tienen una acogida asombrosa en épocas estivales. Aunque para los que guste el submarinismo también tiene a su disposición unas aguas claras con gran cantidad de especies, por eso la pesca es un plato típico, y cantidad de grutas para los más atrevidos.

Además de la pesca, la tradición campesina también es un reclamo en la alimentación maltesa. Además de restaurantes selectos donde se sirven menús de la "Nouvelle Cuisine", o algo más típico como el conejo, los vinos y el crujiente pan maltés, además de los platos exquisitos de la cocina mediterránea y del sur de Italia.

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